Redacción, 7 de febrero 2022
Con el cambio de año, CaixaBank anunció que se había convertido en líder en captación de fondos de banca privada, tras haber superado a Santander y BBVA. Como es sabido, se considera ‘banca privada’ a la que atiende a los clientes con una cuenta superior a los 500.000 euros.
Poco después, estos mismos días, los sindicatos han anunciado medidas de presión para denunciar la «situación insostenible» que vive la plantilla.
Una paradoja difícil de entender.
La magia del big data
El banco que preside Goirigolzarri ha pasado en 2021 de gestionar 87.000 millones de euros en banca privada a hacerse con una cartera de 123.000 millones, por encima de los 110.000 millones captados por el banco de Ana Botín y los 82.000 del banco de Carlos Torres.
Según fuentes de Caixabank, la razón del crecimiento se debe a la excelente gestión que el banco sabe hacer de la Inteligencia Artificial (IA) y el big data en el segmento de negocio de los más adinerados.
No dicen nada de si esta exitosa gestión se aplica también al dinero de los clientes menos pudientes, pero cabe esperar que sí, porque solo de este modo puede entenderse que, mientras el banco crece exponencialmente en la captación de fondos de grandes fortunas, proceda, implacable, a la ampliación del ERE que comenzó con la absorción de Bankia y a hacer cada vez más difícil la situación de sus empleados.
Menos trabajadores y más presionados
Así, el 1 de enero de 2022 han dejado el banco otros 2.700 trabajadores, que se suman a los 1.203 del pasado 1 de noviembre y a la que próximamente se sumarán otros 300, hasta alcanzar las 6.452 bajas acordadas.
Mientras tanto, los tres sindicatos mayoritarios -UGT, CCOO y SECB- critican duramente la situación que está viviendo la plantilla, sometida a unos niveles de presión, coerción, sobrecarga y exigencia que está disparando los episodios de ansiedad y angustia.
Como es sabido, las salidas han sido negociadas con los sindicatos. Pero la cuestión estriba en dilucidar cómo se está reestructurando la prestación de servicios tras tantas bajas.
En días pasados saltó a la palestra el problema de los ancianos y de la brecha digital. ¿Será la Inteligencia Artificial y el big data quien gestione a partir de ahora las necesidades de los pequeños ahorradores igual que parece que ha empezado a hacer con las grandes fortunas?
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