CaixaBank procura desentenderse de las estafas online
El despacho Iribarren Artola Abogados consiguió que un juzgado de Pamplona condenara a CaixaBank a devolver más de 15.000 euros a una clienta que había sufrido un robo en su cuenta por el procedimiento del phising.
Era la segunda vez que este despacho conseguía una sentencia favorable a su cliente, y por eso tiene más mérito.
El phising, ese atraco
El phising es una forma de atraco menos sangrienta que las que se utilizaban en el siglo XX, pero no menos invasiva.
Consiste en que alguien que se maneja bien dentro del complejo mundo digital emplea técnicas endiabladas para suplantar identidades y para hacer que alguien autorice cosas creyendo que quien se lo pide es de confianza. Y luego le da el palo.
El phising más conocido se hace mediante la suplantación de identidad entre un cliente y su banco. Los delincuentes intentan obtener información confidencial del primero, como contraseñas y números de tarjetas, mediante el envío de correos falsos que parecen confiables.
Un asunto privado
Los bancos no suelen atender las reclamaciones de los clientes que sufren un phising porque, sostienen, es un asunto privado de los clientes, que actúan de modo irresponsable al facilitar sus datos. Pero es que muchas veces, los clientes no se apañan bien con la tecnología y no les queda otra que utilizarla porque ya se encargan los bancos de disuadirnos para que no pisemos la oficina.
Los expertos coinciden en que los bancos deberían reforzar más sus sistemas de seguridad digital, del modo que en su día reforzaron las medidas en las oficinas para evitar los atracos. Pero en este caso se amparan en la supuesta negligencia de los clientes para no esforzarse mucho.
Indefensión
Además de las sentencias favorables obtenidas por el despacho de Iribarren y Artola, hay otras sentencias que van marcando el camino de la responsabilidad del banco. Pero la entidad -y en esto CaixaBank es un experto- tiende a obligar al cliente a que acuda a los tribunales a reclamar, y ahí la cosa se pone complicada, porque cuesta tiempo y dinero.
Una sentencia contra CaixaBank en Vigo puso de manifiesto la negligencia de las entidades a las que confíamos nuestro dinero: en este caso, el banco de Gortázar y Goirigolzarri autorizó una operación de tarjeta bancaria por un importe superior a los 2.500 euros, que era el tope fijado. La sentencia tiene interés, pero habría que saber cuánto esfuerzo y dinero le costó a este ciudadano poner al descubierto las vergüenzas de la entidad
Quién vigila
Es cierto que ante esta amenaza grave deberían actuar con más celeridad y firmeza los poderes públicos y en particular el Banco de España, que tiene la misión de vigilar a las entidades bancarias y exigirles mayor protección de sus clientes.
Habría que analizar la inversión tecnológica de cada banco en España y cuánto de ella se dedica a ciberseguridad y, en el caso de CaixaBank, sería interesante conocer la relación entre la inversión en seguridad y los dividendos prometidos a sus grandes accionistas.
Es importante la reflexión de Iñaki Iribarren, socio director del despacho aludido al principio: «El cliente, a pesar de ser engañado, puede recuperar su dinero, pues prima la obligación que tiene la entidad de salvaguardar los fondos de sus cuentas de manera diligente”.
En todo caso, los especialistas consultados coinciden: hoy día, tal como están las cosas, tener una cuenta corriente es un ejercicio de riesgo. Hay que tener cuidado.
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