Es el responsable directo de la  desatención masiva y los despidos disciplinarios

la estrella que se apaga

Redacción, 10 de octubre de 2022

Juan Antonio Alcaraz es el actual responsable de banca comercial, es decir, el hombre que está desmantelando la red de atención a los clientes minoristas y el que se está encargando de  despedir, a base de expedientes disciplinarios, a los 2.000 trabajadores que no entraron en el ERE.

Alcaraz lleva toda la vida en CaixaBank y hace muchos años que pertenece al cogollo del poder decisorio de la entidad. Es poco conocido por la opinión pública, pero los de dentro lo conocen bien.

El hombre que se cargó a Nin

Alcaraz llegó a la Caixa junto con Juan María Nin, procedentes ambos del Sabadell. Ascendieron juntos. El primero se hizo con las riendas de la red de oficinas -que no ha soltado hasta ahora- y el segundo llegó a consejero delegado, bajo la férrea presidencia de Fainé, que no le dejaba ni respirar.

Una fuente muy próxima a Nin, que hasta ahora ha guardado silencio, ha declarado a caixabankia.com: «Alcaraz fue el que le comentó a Fainé que  el consejero delegado lo iba poniendo a caldo. El presidente entró en cólera y, con la aquiescencia del consejo de Administración, lo fulminó sin más explicaciones y colocó a Gortázar». 

Un éxito que decrece

Aunque en el organigrama aparece diluido, Alcaraz es el verdadero número tres de CaixaBank y el que maneja con mano de hierro la estrategia comercial del banco en su relación con los clientes de a pie. 

Antes de la absorción de Bankia, y en unos tiempos de tipos de interés negativos, Alcaraz jugó fuerte y consiguió que los ahorradores firmaran muchos depósitos a cambio de no ser fritos a comisiones.

Los clientes de Bankia, cuando llegaron, se vieron sometidos a tal escarnio que el que ha podido ha salido pitando.

En cuanto a los empleados de oficinas, solo tenían dos opciones: o marcharse o sufrir una presión insoportable.

Un horizonte oscuro

La estrella de Juan Antonio Alcaraz se apaga o, cuando menos, se oscurece. Ha tensionado tanto la estructura comercial que las costuras estallan tanto por el lado de los clientes como por el de los empleados.

Y los tiempos cambian: la subida de tipos de interés obligará a CaixaBank a retribuir las cuentas de los clientes si no quieren perderlos más deprisa de lo que ya los pierden; las incertidumbres sociales y políticas están ahí, y el Gobierno, con elecciones a la vista, ya se está poniendo estupendo para exigir a los bancos que atiendan mejor a los clientes más débiles.

¿Cuánto le queda a Alcaraz al frente de su chiringuito?