Laurence Douglas Fink (a quien Pedro Sánchez visitó en su útimo viaje a EEUU), conocido como Larry Fink, consejero delegado y CEO de BlackRock, la mayor gestora de fondos del mundo con US$8,6 billones y accionista de referencia de CaixaBank ha escrito su carta anual en la que se dirige a los inversionistas de la gestora
El texto de más de 15 páginas se ha publicado a través del portal de BlackRock en medio del colapso generado por la quiebra de Silicon Valley Bank (SVB). Al inicio de la misiva Fink habla de cómo la tecnología ha facilitado el acceso a la inversión en la bolsa y de la misión de su compañía con los clientes.
Luego hay un apartado al que denomina ‘El precio del dinero fácil: ¿empiezan a caer las fichas de dominó?’, el primer hecho que nombra es la crisis financiera de 2008, y luego el alza de casi 500 puntos básicos en las tasas por parte de la Fed en 2022. «Este es un precio que ya estamos pagando por años de dinero fácil, y fue la primera ficha de dominó que cayó».
Y luego se pregunta si el suceso del SVB sería la siguiente ficha. «La semana pasada vimos la mayor quiebra bancaria en más de 15 años cuando los reguladores federales incautaron Silicon Valley Bank. Este es un desajuste clásico de activos y pasivos. ..Pero los mercados siguen al límite. ¿Serán los desajustes entre activos y pasivos la segunda ficha de dominó en caer?», dijo Fink.
Y luego habló acerca de lo que podría deparar a futuro:
Y aún podría caer una tercera ficha de dominó. Además de los desajustes de duración, ahora también podemos ver desajustes de liquidez. Años de tasas más bajas tuvieron el efecto de impulsar a algunos propietarios de activos a aumentar sus compromisos con inversiones ilíquidas, intercambiando menor liquidez por mayores rendimientos. Ahora existe el riesgo de un desajuste de liquidez para estos propietarios de activos, especialmente aquellos con carteras apalancadas».
Ante la amenaza grave los poderes públicos deberían actuar con más celeridad y firmeza y en particular el Banco de España, que tiene la misión de vigilar a las entidades bancarias y exigirles mayor protección de sus clientes.
Ell Banco Central Europeo ha vuelto a subir los tipos en el 0,5 %. No le queda otra, la inflación es persistente El fuerte endurecimiento de la política monetaria por parte de los bancos centrales –con su consecuente subida de los tipos de interés y drenaje de dinero del sistema financiero– constriñe la liquidez de los bancos, tanto por el mayor atractivo de la deuda pública como por la propia venta de activos por parte de los bancos centrales. Estos problemas de liquidez, especialmente, pueden obligar a estos a vender anticipadamente, y a bajo precio, sus activos, generando pérdidas e impagos que pueden desembocar en la quiebra. Dicha venta de activos es precisamente, la que ejecutó la SVB, con el fin de aumentar su caja y deshacerse de los bonos de deuda pública que tenía en su balance y que, con motivo de la subida de tipos, cada vez valían menos.
La quiebra de SVB es síntoma de la fragilidad de muchas entidades financieras en un escenario de alza de tipos. De esta forma, nadie puede descartar que en las próximas semanas y meses se sucedan procedimientos de quiebra en otros bancos.
A nivel general, en la UE aseguran que no aprecian un «riesgo específico de contagio» hacia las entidades europeas, algo que ha recalcado la ministra de Economía, Nadia Calviño, sobre los bancos españoles. Según la vicepresidenta, el sistema bancario español cuenta con una situación «saneada» y un marco regulatorio «reforzado» frente a la volatilidad.
Eso decían las autoridades (es su papel) en la crisis financiera de 2008 pero nuestro papel (como clientes) es otro distinto, porque son los bancos, los que guardan y deben asegurar nuestros depósitos.
El gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos, lleva tiempo recomendando prudencia a los bancos y pidiéndoles que aumenten sus provisiones a la vista de los malos tiempos que se avecinan. Ningún banco parece haberle escuchado. ¿Ninguno? Bueno, sí, CaixaBank, quien, por boca de su consejero delegado vino a decir, a su manera, que no tiene intención de hacerle caso. La distribución de dividendos a los accionistas así lo ha desmostrado.
El gobernador del Banco de España llevaba insistiendo en dos ideas: que los sueldos no suban -asunto que no le compete en lo más mínimo- y que los bancos ahorren y no se lo gasten en fruslerías, como hicieron en el pasado. Eso es lo que significa el término técnico de «provisionar», que los medios manejamos siempre sin explicar debidamente. Pero si los bancos provisionan, en un momento difícil como este, de algún sitio tendrán que quitárselo. A los clientes y a los empleados ya se lo quitan todo cuanto pueden (comisiones cada vez más altas, exigencias laborales insoportables). Solo queda un sitio donde se puede rascar: los dividendos de los accionistas. Pero ahí no: a los accionistas no se los toca.
Le tocará a nuestro dinero, al dinero de los clientes?. Echémonos manos a la cabeza.
El actual vicepresidente del Banco Central Europea, Luis de Guindos, acaba de manifestar que alguna otra Entidad Financiera Europea puede estar «tocada».
Podría ser CaixaBank?…Maaadre mia!!!
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