Redacción, 30 de mayo de 2022
Hace solo unos días el mundo se despertaba con la impresionante noticia de que AENOR (obsérvese el sarcasmo) había concedido uno de sus certificados a CaixaBank por el exquisito servicio que piensa prestar a las personas mayores.
Es decir, la entidad semipública que certifica la calidad de los procesos industriales ha premiado al banco que peor trata a los ancianos porque el banco ha prometido que ahora los va a tratar bien. ¿En serio se creen la broma? Pues hubo algunos medios que se la creyeron, entre ellos alguno de los que aparentan más dureza con el stablishment.
Aenor: morir de éxito
Es sabido que Aenor es una asociación empresarial sin ánimo de lucro que nació, en el ámbito de un acuerdo internacional, para garantizar la calidad y vigilar la mejora de los procesos industriales y empresariales, asegurando así al consumidor que alguien velaba por ellos.
Durante un tiempo, el sello de Aenor era una garantía de calidad que se mantuvo vigente durante muchos años y supo actualizarse ante transformaciones vertiginosas, como sucedió con los compromisos medioambientales surgidos de la Cumbre de Río.
Pero Aenor murió de éxito cuando las grandes corporaciones descubrieron que su sello aumentaba las ventas y que, por tanto, era preciso pagar por él tanto como fuera preciso para conseguirlo. Aenor descubrió el chollo: vender sellos de lo que fuera. Y a tal punto ha llegado su descrédito que ni su entrada en la Wikipedia es fiable.
Los ancianos, carne de marketing
El caso más escandaloso puede que sea este acuerdo firmado entre AENOR y CaixaBank por el que la entidad de Goirigolzarri y Gortázar acaba de ser la primera entidad bancaria en ser certificada como entidad comprometida con las personas mayores.
Basta con dejarse caer de vez en cuando por las oficinas de CaixaBank para comprobar que eso es una inmesa mentira. Basta con entrar en las redes sociales, con leer algunas cartas al director o con preguntar por la calle. Los ancianos no solo no están siendo atendidos por la entidad sino que se están dando los pasos oportunos para sacarlos de ella.
Incluso firmas reconocidas y que se deben a compromisos editoriales no tienen otro remedio que escribir, escandalizadas, ante esta realidad.
Tan evidente es el escándalo que este acuerdo entre AENOR y CaixaBank apenas ha sido recogido por los medios. Ni siquiera los que más jalean a Fainé y sus colegas le han dedicado en esta ocasión ni una línea. Por eso, sorprende que haya sido uno de los periódicos más beligerantes de nuestro panorama mediático quien haya sacado la noticia con gran despliegue. ¿Lo habrá hecho gratis, solo por interés informativo?
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