Las comisiones, un castigo para el que no se porta bien

 

 

Ser cliente de CaixaBank está cada vez más penalizado por CaixaBank. Es como si al banco de la triada Fainé/Goirigolzarri/Gortázar les molestara tener clientes. Sobre todo, clientes pobres.

Es natural: los clientes dan mucho trabajo y obligan a tener empleados, que también son engorrosos. De manera que el banco ha decidido ponerles las cosas más difíciles y subirles las comisiones hasta límites que rayan el absurdo. De hecho, solo el Santander se atreve a tanto.

Pagar por tu dinero

El invento de las comisiones es casi tan viejo como la banca y, aunque tiene mala justificación, los clientes vienen tragando con ellas desde siempre. Es extraño: le prestas a un banco tu dinero para que lo invierta o especule con él y, cuando se lo pides, dice que le pagues por habértelo cuidado. Es como si el dueño de una mina se la cede a alguien para que la explote y el arrendatario pretendiera cobrarle al dueño por hacerle ese favor.

Los ciudadanos empiezan a darse cuenta del engaño y ya hay bancos y neobancos que han desterrado las comisiones de su manera de actuar, o que lo disimulan todo lo que pueden. CaixaBank no disimula lo más mínimo y ha decidido implantar un sistema de comisiones que puede llegar a costar 60 euros al trimestre a personas que apenas ingresan 300. Tómense la molestia de escribir en Twitter las palabras CaixaBank+comisiones y pasarán ustedes un buen rato -o malo, según anden de humor- leyendo a los sufridos ciudadanos que ven cómo Gortázar les mete las manos en los bolsillos cada vez con más descaro.

El banco dice que, si cumple usted con unas condiciones de persona adinerada, no le van a cobrar esas comisiones. No, en efecto: le cobrarán otras, pero le cobrarán. 

Para CaixaBank, ser cliente suyo está penalizado.