El fatuo presidente de CaixaBank
J.M. Keynes, uno de los economistas más influyentes del siglo XX decía que «la dificultad no radica en las nuevas ideas, sino en escapar de las antiguas, que se ramifican en cada rincón de nuestra mente».
El dinero nació desde que nacieron las sociedades humanas. Incluso en las sociedades más primitivas. Es algo que nos permite colaborar con el resto de nuestra especie, algo que nos distingue del resto de los animales.
Inicialmente se adoptaron objetos como conchas, piedras, pieles, huesos, metales y luego la acuñación de moneda, que ha perdurado durante muchos siglos.
Después comenzó a utilizarse como dinero los billetes o resguardos de los depósitos en los bancos privados. Ahí el dinero perdió su valor real y comenzó a usarse como dinero unas promesas de pago, unos activos financieros. Los depósitos ya no eran un dinero físico, que se podía ver y tocar, sino un dinero virtual, unas anotaciones en los libros de los banqueros.
Un banquero es el propietario de un banco o persona que se dedica al negocio de la banca. Otra acepción de banquero es la de aquella persona que en los juegos de azar hace de depositario del dinero de los jugadores o dispone de dinero para cubrir sus apuestas.
La banca española se encuentra en un momento dulce, con una rentabilidad en máximos históricos y con la nueva CaixaBank pilotando esta resurrección del sector. Sin duda, el efecto contable de la integración de Bankia en el grupo CaixaBank ha sido determinante.
Uno de esos banqueros, Goirigolzarri, jubilado con una pensión de mas 50 millones de euros, consiguió del gobierno todo lo que quiso y dejó Bankia presuntamente saneada, aunque a costa de que los ciudadanos soltáramos más de 20.000 millones, de los que es poco probable que volvamos a ver algo. Pues este banquero, presidente de CaixaBank (entidad semipública) con un cinismo mayor del que tiene por costumbre ha lanzado un vídeo que cabría calificar de obsceno si no fuera porque las palabras, de tanto usarlas, empiezan a perder significado.
Es un vídeo -que nosotros no enlazamos para no darle tráfico, pero que merece la pena ver-, cargado de mentiras e inexactitudes, pero con una intención muy clara: afirmar que él está ahí solo para que los accionistas ganen dinero, y que todo lo demás le trae al pairo.
Cúmulo de falacias
La primera falacia del vídeo, que los medios financiados por María Luisa Martínez han aireado con entusiasmo, es que 2022 ha sido una gran año porque se ha concluido con éxito la fusión con Bankia.
Calificar de éxito a la pérdida de 600.000 clientes, al despido de miles de empleados, a la desaparición del tejido de atención bancaria a los más desfavorecidos, al endurecimiento de las comisiones y las condiciones para todos los productos, etcétera, etcétera, es, por decirlo finamente, de una crueldad manifiesta.
Ni una sola crítica
Asombra que en la larga y medida intervención de Goirigolzarri no aparezca ni una sola sombra de autocrítica, ni el asomo de un pequeño error, ni el esbozo de una duda.
No tiene, por ejemplo, pudor alguno en no decir una sola palabra sobre la deuda que aún tiene la entidad contraida con el Estado y que obliga a este a continuar en al accionariado para no tener que reconocer públicamente (por la vía del balance financiero) que CaixaBankia se ha quedado con más de 20.000 millones de todos los ciudadanos.
Tampoco reconoce que las cuentas de la entidad están muy tocadas y que tiene que andar trampeando a base de sacar comisiones por todas partes para que le salgan las cuentas.
Dice Goirigolzarri que la digitalización es un gran reto, pero no se le oye en el vídeo reconocer que adquirió un compromiso público para atajar la brecha digital y no se ha hecho nada al respecto.
Y de los empleados, sometidos a una presión insoportable, ya está todo dicho.
Todo para los accionistas
Hay un punto en que Goirigolzarri se viene muy arriba cuando afirma que «Todo ello [se entiende, todo lo que estamos haciendo] contribuirá de forma decisiva a seguir mejorando la rentabilidad de CaixaBank y de sus beneficios, lo que, a su vez, nos conducirá a una mejora de la retribución a todos nuestros accionistas, cumpliendo con el objetivo de nuestro plan estratégico de repartir al menos el 50% de nuestros beneficios».
No hay más que decir. Como diría de nuevo J.M. Keynes «Si no hubiese sido tan rico, habría llegado a ser un gran hombre».
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