El presidente de CaixaBank maniobra con doble intención en el caso Villarejo
Redacción, 1 de junio de 2022
El presidente de CaixaBank, José Ignacio Goirigolzarri, ha declarado ante el juez que la contratación de Villarejo por el BBVA fue decisión del presidente Francisco González y del entonces número tres del banco, Ángel Cano. Que él, entonces número dos, pasaba por allí. Como dicen los niños y la RAE, Gorigolzarri se ha puesto en plan acusica.
Enredos de Villarejo
Como es sabido, el excomisario Villarejo tiene en un brete a casi todo el que es alguien en la política y la economía españolas. A todos los ha grabado y contra todos tiene cosas que decir. Entre otros, contra Goirigolzarri y Fainé, presidentes de CaixaBank y de la Fundación la Caixa, respectivamente, a cuenta del ‘caso Tándem’
La ventaja de estar metidos en un enredo tan complejo, lleno de expedientes, causas y sumarios separados, es que a la opinión pública se le terminan olvidando las cosas y que los jueces están cada vez más saturados. Es posible que algunos de los implicados en estas causas estén jugando a eso: a la prescripción y al olvido.
Pero la mala noticia es que, pese al intento de los medios amigos por restar importancia a las imputaciones, los dos presidentes siguen en el punto de mira. Y hacen lo que sea para defenderse.
Un CEO puenteado
¿Quién contrató a Villarejo en el BBVA para espiar a Sacyr? En las declaraciones que se habían realizado hasta ahora por parte de unos y de otros -jefes de seguridad, presidentes y ceos- el estribillo utilizado era el conocido «pío, pío, que yo no he sido». De pronto, Goirigolzarri ha cambiado la estrategia y ha pasado a ser el acusica: «Profe, ha sido este». La culpa de todo la tiene el jubilado presidente del BBVA Francico González, y el que le sustituyó a él como consejero delegado del Banco, Ángel Cano.
La estrategia persigue un doble fin: Por un lado, vengarse de las dos personas que lo mandaron a él al paro y le obligaron a reinventarse -con notable éxito, dicho sea de paso-. Por otra parte, persigue protegerse él mismo y proteger a su amigo Isidro Fainé, del que ahora no habla nadie, pero del que previsiblemente se volverá a hablar.
No es fácil creer que un consejero delegado sea puenteado de la manera pueril como Goirigolzarri se lo contó al juez el otro día, pero no cabe duda de que la maniobra es ingeniosa y todo dependerá de las pruebas que aporten unos y otros.
A este tema le queda mucho recorrido.
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